Por Jorge Fontevecchia.
Conversaciones con los que mandan en los medios
Los medios: un estado
La nueva concepción de la política
no reside en el control del pasado
sino en el control psicopolítico del futuro.
Btung-Chul Han, Psicopolítica
El ecosistema comunicacional cambió radicalmente en las últimas tres décadas afectando al sistema político mundial.
Aquí se las sintetizan en 10 las causas de ese cambio.
Causa 1: Técnica. La aparición de nuevas plataformas y sistemas de distribución fragmentó las audiencias
Hace treinta años había tres canales comerciales de televisión abierta, un puñado de radios AM y los medios gráficos, nada más. Progresivamente las radios FM dejaron de pasar música, por lo menos a la mañana, para difundir contenidos de actualidad: hay hoy 15.000 radios en la Argentina. Aparecieron las señales de televisión por cable, hay más de 150, siete de ellas de noticias. Surgieron todos los sitios de internet. Luego, aparecieron las redes sociales con la web 2.0. El contexto cuantitativo es otro mientras que la cantidad de horas disponibles de los seres humanos para el consumo de medios es más o menos inalterable porque la cantidad de horas de sueño, de comida, de trabajo, no se reducen por la aparición del mundo digital. El consumo de información, de entretenimiento y cultura se mantiene más o menos inalterable, entre cuatro y seis horas por día; llegando a un máximo de nueve horas cuando se incluye el uso de los teléfonos celulares para comunicación. Si la cantidad de medios se incrementó de una manera tan exponencial, la cantidad de tiempo de atención de la audiencia a cada uno de los medios se redujo. Como finalmente lo que los medios venden a los anunciantes que compran publicidad es tiempo, al tener menos tiempo, tienen menos ingresos. Un entorno de mayor competencia genera modificaciones en los contenidos.
Causa 2: Mercadológica. De las condiciones de posibilidad de la segmentación a sus condiciones de necesidad
El marketing impuso pasar de tener medios broad (broadcasting), o sea, amplios, a medios verticales, especializados y focalizados. Cuando había solamente tres canales de televisión, algo que no solo sucedía en Argentina sino también en Estados Unidos con las clásicas tres cadenas: NBC, ABC y CBS, inevitablemente, para poder competir, los tres debían tener en su público republicanos y demócratas (en el caso de Argentina, peronistas y no peronistas) y eran plurales no solo por virtud sino por necesidad, porque la pluralidad era imprescindible para alcanzar la masividad; si no, se perdían la mitad de la audiencia
A partir de que las audicencias se fragmentaron en decenas de medios, a la segmentación, que comenzó como la posibilidad de que hubiera una especialización de género (cine, cocina, infantiles, de noticias) o de estilo (popular, sofisticado), se agregó el sesgo idológico: en Estados Unidos, canal de noticias por Tea Party (Fox News) o liberal (CNN), y en Argentina reciente, kirchnerista (C5N) y antikirchnerista (TN). En los años noventa, Radio Mitre se asumía como un medio pluralista; hoy, la audiencia se reiría mucho si Mitre tuviera como eslogan «Todas las voces».
Causa 3: Filosófica. Del ocaso de la metafísica al de la epistemología, de la verdad a la posverdad
Durante la modernidad, se quiso aplicar a las ciencias sociales los parámetros de las ciencias exactas. El criterio de «verdad objetiva», más defendible para la física o la química, durante el iluminismo y el romanticismo se exportó a las ciencias sociales y se pudo sostener esa creencia por un tiempo. El «Dios ha muerto» de Nietzsche fue un significante de una discusión mucho más amplia y a la desvalorización de la metafísica le siguió en el siglo XX la epistemología: también la ciencia se apoyaba en mitos y creencias insustanciales. El libro de Thomas Kunt, La historia de las revoluciones científicas, se convirtió en un clásico para explicar cómo también las verdades de las ciencias exactas son parciales, revisables, coyunturales, porque el avance de la técnica va dejando al descubierto cómo muchas de las verdades que se creían absolutas no lo eran.
Causa 4: Sociológica. El fin de lo sacro, la crisis de representación, los millennials y el hedonismo
No solo la metafísica quedó obsoleta y la epistemología en discusión, sino cualquier concepto de sacro pareciera ser vetusto y fuera de época. Hay una idea de que cualquier creencia, en sentido profundo, es una demostración de ignorancia. Esto lo vemos en todos los campos de la vida cotidiana, en la relación de la autoridad, del profesor con los alumnos, en el trabajo, en la mayor horizontalidad que hay en las relaciones jerárquicas. Todos los que tenían credenciales para, supuestamente, decir «esto es la verdad», la perdieron. ¿Cómo no la iba a perder el periodismo en ese contexto?
Causa 5: Publicitaria. Teddy Roosevelt: Antitrust. Google-Facebook se quedan con el 80% de la publicidad mundial
Los medios que nosotros conocemos, con la masividad que tienen, nacieron a partir de la publicidad, fenómeno del siglo XX. En el siglo XIX existían los diarios, pero de muy pocas páginas donde prácticamente no había publicidad y el costo de producirlos era directamente pagado por el lector, muy parecido a los libros. El cambio se produjo a comienzos del siglo XX y su artífice fue el presidente norteamericano Theodore Roosevelt, cuando aplicó la ley Antitrust. Hasta 1910, en el Estados Unidos que ya era la principal economía en el mundo, siete familias controlaban la mayor parte de la actividad económica. Cada una tenía un monopolio: el acero, el ferrocarril, la electricidad. Un monopolio no necesita competir, y si no necesita competir, no necesita hacer publicidad. Al prohibirse los monopolios y la obligación de competir, se multiplicó la publicidad. Esto produjo, en solo una década, un boom del periodismo. El libro bestseller de The New York Times hace tres años, The Bully Pulpit: Theodore Roosevelt, William Howard Taft and the Golden Age of Journalism, de Doris Kearns Goodwin, asocia la ley Antitrust con la era de oro del periodismo porque hasta el siglo XIX era habitual que los diarios fueran financiados por partidos políticos (en la Argentina, La Vanguardia del Partido Socialista, por ejemplo) o de un mecenas quien podía sostener una publicación como solventar un museo. Los medios no podían ser independientes si tenían una sola fuente de financiamiento. Con el surgimiento de la publicidad masiva, ningún anunciante representó más del 2% del total de ingreso de un medio de comunicación y cualquier medio podría darse el lujo de perder ese apoyo sin poner el riesgo su futuro. En la Argentina, las consecuencias de tener un solo financista se evidenciaron durante el kirchnerismo con los medios que vivían determinantemente de la publicidad oficial. La publicidad es un significante del capitalismo en los sistemas económicos de economía planificada y de partido único, como fue la ex Unión Soviética, o la China de Mao, no había publicidad. La publicidad es un significante del periodismo libre. Pero lo que hizo Roosevelt por la publicidad y el periodismo lo deshicieron Google y Facebook al quedarse con entre el 70 y el 80% de la publicidad digital mundial en apenas una década, reduciendo en dos terceras partes la publicidad de los medios impresos y sus redaciones a la mitad.
Causa 6: Económica. La mitad de periodistas en cinco años, medios cada vez más débiles
Hace solo cinco años, en 2012, en Estados Unidos había 55.000 periodistas, sumando todos los medios digitales, televisivos, radiales y, obviamente, escritos en alguna plataforma atómica como el papel. En 2017 quedaban solo 27.000. No es que los periodistas de los diarios cambiaron y se conviertieron en periodistas de la web, ni que los periodistas que trabajaban en los noticieros de televisión o en las radios periodísticas pasaron a trabajar en podcast o en lugar de verlos en la pantalla grande lo veían en el iPad o en el celular. La suma total de periodistas que producen para todas las plataformas incluyendo las digitales se redujo a la mitad en cinco años con las obvias consecuencias en el ecosistema político, porque la debilidad de los medios reduce su capacidad de producir control sobre los otros tres poderes.
Causa 7: Ontológica. Categorial porque news is not content, como periodismo no es comunicación. Costumer satisfaction. Algorismos
Se confunde la categoría «contenido» con la de «noticias» de la misma forma que no pocas veces se confunde «periodismo» con «comunicación»; la publicidad también es comunicación y se enseña en las mismas facultades, pero son carreras diferentes. Esa diferencia es más clara por los años que llevan ambas actividades pero la diferencia entre «contenido» y «news» (noticias) está más confundida. El Congreso de la Asociación de Medios Escritos (tanto digitales como en papel) de Estados Unidos inició una campaña de esclarecimiento cuyo eslogan es «news is not content», podríamos decir «is not ONLY content». Cuando se escucha música por Spotify o ven películas en Netflix, resulta lógico que esas empresas ofrezcan a su audiencia primero el género de películas y música que sea la preferencia del «cliente» en función del histórico de anteriores «consumos». Pero esta misma búsqueda de satisfacer al consumidor, que resulta una práctica recomendada en las escuelas de negocios aplicada a los contenidos periodísticos, comohacen Twitter y Facebook, apelando al mismo historial de preferencias de sus clientes, es muy grave. Al ofrecerle a cada ciudadano informaciones que coinciden con su sesgo ideológico se refuerza su tendencia política: al no recibir informaciones que desafíen sus ideas, se retroalimenta su tendencia llevándolo al dogmatismo, al fanatismo y a ser parte de «la grieta». Si contenido es igual a periodismo, una película y una columna de opinión se igualan y el lenguaje verista se confunde con el de la ficción.
Causa 8: Semiológica. La sociedad del espectáculo, polémica, pelea: la revolución pasa como farsa a los medios
En 1967, Guy Debord, en su libro La sociedad del espectáculo, escribió: «Todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación», anticipando cómo, progresivamente, la política se convierte cada vez más en espectáculo. En la Argentina, el síntoma se expresó claramente en el programa Intratables, que en horario nocturno sigue el formato de los programas de espectáculos de la tarde, el de la polémica. Así, donde las vedetes se peleaban por cuestiones del mundo sentimental, a la noche los políticos lo hacen por cuestiones del mundo del poder. Al darle el mismo tratamiento al espectáculo que a la política, se logra el mismo efecto polémico y lo que la audiencia está recibiendo es emoción, no ideas. Esta emocionalización del discurso político es en parte responsable del surgimiento de cada vez más candidatos que no responden al clásico patrón serio de la política, con todas sus diferencias: podemos ir de Trump a Macri, de un humorista a Berlusconi.
Causa 9: Política. División de poderes, justicia, cuarto poder
El malestar general con la democracia se traslada al periodismo. Tras la caída del Muro de Berlín, la distribución de la renta se hizo más injusta. El capitalismo, al carecer de competencia con el sistema de economía planificada, y dejar de tener esa amenaza, involucionó haciendo a los ricos más ricos y a los pobres más pobres. La insatisfacción con la democracia se puede expresar tanto desde la derecha como desde la izquierda, en populismos como el Trump o como los latinoamericanos, pero todos vienen a rebelarse al sistema liberal sosteniendo que la división de poderes es una mentira, que los jueces están subordinados al poder político al igual que los medios: si la división de poderes es una farsa, no hay «cuarto poder». Así como formalmente en China su justicia está subordinada al Partido Comunista, lo mismo su periodismo; la acusación a las democracias liberales es que en uno y otro sistema la práctica es la misma, más o menos hipócrita. Y se responsabiliza a los medios como a los políticos de la distribución de la renta más regresiva.
Causa 10: Periodística. Adjetivos, opinión-información. 60 Minutes / Vice News
Todas estas causas anteriores modifican nuestras prácticas. Por ejemplo, en la segunda mitad del siglo XX se consideraba periodismo de mala calidad a aquel que abusaba del uso de adjetivos, que no le daba cierto grado de similar espacio a dos partes en pugna, que emocionalizaba la noticia o tomaba partido, y se valorizaba la distancia que el periodista y el medio tomase de sus propios afectos luchando contra sus propios prejuicios. Hoy, no solo quedó mayoritariamente en desuso la búsqueda de objetividad, sino que directamente se asume una subjetividad hiperbólica como valor. Medios como C5N en contra del gobierno de Macri o Radio Mitre a favor reflejan la tendencia a asumir sesgos cada vez más marcados. En Estados Unidos, el programa de televisión periodístico señero, 60 Minutes, que estuvo entre los primeros diez programas de mayor rating del país durante más de treinta años —sigue estando entre los primeros veinte— y que cumple con toda la normativa del periodismo de calidad del siglo XX, está siendo superado por Vice News, hecho por gente mucho más joven dentro de una estructura no piramidal y se presenta contrario a 60 Minutes: abundan los adjetivos mientras clasifican a las partes en pugna como buenos y malos. Comenzó como un sitio digital, pasó a HBO, lo colocaron los fines de semana para competir con 60 Minutes y ganó los premios Emmy. Paralelamente, hasta la llegada de Trump, Fox News triplicaba en rating a CNN, y ahora que CNN se polarizó con Trump volvió a crecer en audiencia. Así como en el siglo XIX Clausewitz decía que «la guerra era la continuación de la política por otros medios», en el siglo XX Foucault le devolvía diciendo que «la política es la continuación de la guerra por otros medios», probablemente en el siglo XXI se termine aceptando que «son los medios la continuación de la guerra política».
C)
La Academia Nacional de Periodismo realizó hoy la sesión Plenaria de emergencia convocada por considerar que la situación por la que atraviesa Daniel Santoro uno de sus miembros configura un intento de estigmatizar el ejercicio del periodismo.
La Institución expresa su solidaridad con Daniel Santoro, su Miembro de Número, ante la humillación a que ha venido siendo sometido por sus investigaciones sobre cuestiones de indudable interés público.
Daniel Santoro es un periodista caracterizado de larga y meritoria trayectoria profesional, que le ha valido la consideración de sus colegas, el respeto de sus seguidores y el reconocimiento internacional que representan los premios Rey de España y María Moors Cabot.
En ejercicio de su misión el periodista de investigación recurre a prácticas habituales como el contacto directo con fuentes no siempre inspiradas en el interés de la sociedad.
El desconocimiento de la actividad periodística o la intención de deslegitimar investigaciones comprometiendo a sus responsables con conductas de terceros ha provocado en ciertos casos el agravio y la frustración de numerosos colegas y su labor bien inspirada. Estas campañas pueden generar autocensura y afectar el derecho ciudadano a saber. La Academia Nacional de Periodismo exhorta a la necesidad de respetar el trabajo profesional que ha permitido develar cuestiones de indudable repercusión social.
Buenos Aires, 12 de marzo de 2019